martes, 9 de agosto de 2011

Por fin en indonesia


Son las 7 am en el hotel de Singapur cuando suena la atronadora melodía de los PIL. Esto no es una canción de amor... Oh, dios, sólo un ratito más, por favor; pero no, tenemos que levantarnos. Y lo peor es cuando miro mi reloj y veo la hora local española: la 1 am. Qué le haremos, así es la vida del sufrido turista... :-)
Nos ponemos en marcha y salimos como alma que lleva el diablo a la terminal 1. El plan de hoy: un café, un primer vuelo dirección a Jakarta y un segundo vuelo a nuestro destino: Yogya.
Como si de la supuesta puntualidad británica se tratara, partimos a nuestro destino. Vuelo sin problemas y pisamos por primera vez suelo indonesio: húmedo y caluroso, amable, verde y colorido. El aeropuerto parece un acogedor hotelito. Este viaje promete.
En el aeropuerto de Jakarta un amable oficial de policía nos invita a hacer la visa si es que queremos embarcar en el siguiente avión. Por supuesto, no problem, 25 $ per person y a buscar la Terminal 1, la de los vuelos domésticos.
Aquí ya nos mezclamos con más locales: un 5% de turistas en el vuelo a Yogya.
La tarde por Yogya ha sido agradable: un paseo de ida y vuelta por la avenida principal, la llamada del imán anunciando el fin del ayuno (estamos en Ramadan) y el bullicio que comienza para dar paso a la noche. Mañana haremos un paseo con fundamento. Si la temperatura sigue igual, quién dijo miedo a los trópicos. Yo me apunto!
Acabamos el día (uff son sólo las 6 de la tarde allí de donde venimos) tras una agradable cena en un restaurante para turis compartiendo mesa con una pareja de simpáticos italianos que también acaban de llegar. Descubrimos un interesante garito con una birra en la mano (está buena la Bintang Beer, ya van tres) y vuelta al hotel.
Hemos hecho el firme propósito de levantarnos a las 6,30 am... Y seguimos sin mirar si somos ricos... ¡cómo si nos sobrara la pasta, oye!

No hay comentarios:

Publicar un comentario