Empezamos este post camino al Merapi, el nombre del volcán desconocido, el causante de grandes desgracias, pero también de la gran riqueza del terreno. Nos hemos levantado temprano, como no , un desayuno rápido una consulta del correo y nuestro taxista Gangung ya nos espera.
De camino a Borobudur pasamos por una de las zonas que en 2005 el Merapi dejó sepultada en ceniza y mató a unas 100 personas.
Llegamos a Borobudur. Enclavada entre montañas se levanta esta estupa, templo budista de estructura parecida a las pirámides, pero macizo y con terrazas a las cuales se accede siguiendo el ritual budista de subir según la dirección de las agujas del reloj. Se supone que lo erigieron los primeros monjes budistas tántricos y en sí no es más que un gran mandala.
Al contrario de lo que nos esperábamos, no está muy lleno de turis.
Como nota curiosa, para poder entrar a todo el mundo nos hacen poner un sarong cubriendo nuestras piernas.
A la salida tenemos que devolverlo y después un mercado espera al pobre turista con todo tipo de recuerdos y “tshirts”, que es como los vendedores llaman a las camisetas. Lo cierto es que picamos y nos hacemos con dos piezas recuerdos del lugar.
Cerca de este templo visitamos el templo de Mendut, que tiene de particular que, aparte de unos vendedores insistentes que te persiguen a la entrada y salida del templo, contiene un gran buda de unos 3 m. de alto que está sentado en posición occidental. Y al salir también picamos, qué le haremos, somos unos pecadores de la pradera.
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