sábado, 27 de agosto de 2011

Estampas balinesas IV: último día de motorbike


Hoy nos despedimos de nuestra querida moto y hemos decidido hacer una rutita costera, pero antes visitaremos lo que queda de un antiguo palacio de uno de los últimos reinos balineses. Esta corte, ante la impotencia de ganar una guerra contra las fuerzas de colonización holandesas, hicieron un suicidio colectivo para evitar la matanza de su pueblo (igualitos que los nuestros, que también hacen muchos sacrificios por su pueblo).
Lo poquito que queda del palacio es un par de pabellones abiertos, uno de ellos rodeado por un foso con agua, y los dos tienen unos techos con pinturas de gran contenido y muy trabajadas.
Como ya le hemos cogido el tranquillo a esto de la moto, nos escaqueamos de pagar el parquing y mira que están avispados.
Seguimos camino para la costa y, como siempre, nos perdemos. Algo nos han tenido que poner en alguna bebida, por que ya no es normal, y llegamos más lejos de donde queríamos, a Pandangbay, una pequeña población costera desde la que salen los ferris para Lombok y en la que también se contratan botes para hacer snorkel y buceo. Un tranquilo paseo por la orilla del mar y otra vez en marcha, siguiendo en lo posible la línea de la costa.
Paramos después en un pequeño pueblo, Kusamba, y nos acercamos a la playa. A diferencia del anterior, aquí somos casi intrusos: la gente se dedica a sus labores, los gallos pasean por la playa y nos llama la atención las mujeres encogidas en la playa seleccionando piedras negras. Allí se dejan las espaldas durante la marea baja para ganarse algo de dinero. No nos saludan, están a lo suyo y no pueden perder ni un momento.
El siguiente poblado, Lebih, conduce a la playa por una hilera de puestecitos en los que se vende pescado fresco, mientras que dure el hielo de las neveras de corcho. Para acceder a la playa hay que pasar una barrera de grandes piedras y un par chicas muy simpáticas, a la que nos adelantan con una agilidad envidiable, saltando por las piedras con chancletas, nos saludan y bajan al borde del agua a disfrutar de la brisa marina. Damos un pequeño paseo por la costa y seguimos ruta.
El último lugar que visitamos tiene es un templo asentado al borde del mar, Pura Masceti, al que no se puede acceder y alrededor del cual hay un numeroso grupo de personas. Como siempre, en las celebraciones nos encontramos con gente de todas las edades, charlando, cantando, disfrutando. Pensamos que se trata de otra reunión previa a la celebración de una cremación, esta vez tiene toda la pinta de que la gente acabará mojada.
Aún no es la hora de comer, por lo que, acabada la ruta prevista, decidimos volver al hotel y descansar de moto. La vuelta está controladísima, casi sin tráfico y directa por las carreteras secundarias que unen la costa este con Ubud.

1 comentario:

  1. Llevo cierto retraso con vuestro blog que ando atareado. ¿Que tal JJ con el mono? hubo rollo? intercambio de mails, quizás? Sólo falto que se lo comiera un dragón de Komodo que si son capaces de comerse un búfalo Juanjo debe parecerles un aperitivo.

    A ver si voy leyendo más....
    Besos desde Morro Bay, California

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